lunes

Palmeritas pedagógicas

Este fin de semana me había propuesto hacer unas palmeritas dulces. El reto no era sencillo: No estoy especialmente dotado para la confección gastronómica y mi abanico de posibilidades se reduce a una docena de platos del nivel fácil.

Había decidido dejar solo como última opción la del comodín de la llamada (a mi madre o a mi suegra), así que me puse mi gorro de explorador y me senté ante mi ordenador, fiel compañero: Tras googlear “cómo hacer palmeras” y observar el inmanejable número de resultados y de reducir varias veces la búsqueda usando sucesivos filtros, di con un adecuado número de posibilidades.

Con la hoja impresa, la segunda parte consistía en pasar a la realidad palmeril las frases sobre el papel y lograr acercarme lo más posible a la foto de la web. Para ello, me di cuenta que, aunque tenía las cantidades perfectamente indicadas (eso ya es una diferencia con las indicaciones de mi madre), no tenía clara la densidad de la masa, la técnica para extenderla sobre la sarten o qué textura debía tener la palmera en el momento de sacarla del fuego.

¿Para qué existe Youtube? Desde aquí, varios intentos hasta llegar al resultado final:


Mientras comía en compañía de mis seres queridos, hablábamos del final pedagógico gastronómico de esta historia: ¿Os habéis planteado cómo ha cambiado nuestra forma de aprender? ¿Alguien recuerda cómo se conseguía esta información antes de Internet? Incluso para cuestiones sobre las que no sabemos gran cosa (una receta, cambiar una rueda o una batería de coche, reparar un banco de madera…) somos capaces de encontrar no solo instrucciones precisas, sino todo tipo de detalles prácticos y visuales que reducen nuestras dudas sobre el saber - hacer al mínimo.

¿Es posible aplicar esta misma filosofía a habilidades mas “intangibles” del ámbito interpersonal? Yo creo que sí ¿Cómo cambia eso nuestra concepción de la formación? Si realmente las personas están motivadas para aprender sobre un concepto determinado, una labor exploratoria previa permite alejarnos de ejercicios teóricos y dedicar todo el tiempo de tutoría online o clases presenciales a labores de mentoring, reflexión sobre conceptos o posibilidades de aplicación práctica y multiplicar las probabilidades de impacto sobre el puesto de trabajo o nuestras vidas.

¿Es un reto para el formador o facilitador? Desde luego. ¿Qué aporta entonces esta persona a la formación, si la información está disponible para todos? ¿No resulta un desafío personal el descubrirlo?

Una idea para una dinámica: Uno de los participantes (formador de formadores) tiene acceso a la web y el resto no. En un tiempo limitado tiene que explicar oralmente a otro (monitor veterano) cómo realizar una tarea compleja (con datos cualitativos y cuantitativos) Esta segunda persona –sin haber anotado nada- debe transmitir la información (oralmente, con dibujos…) al resto de participantes. ¿Cómo se produce el proceso? ¿Qué tipo de mensajes son más impactantes?

Las palmeritas sabían deliciosas. La dinámica... En cuanto la haya probado, os lo cuento.

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