lunes

Mil Tarjetas Blancas

(Para @divagacionistas bajo el tema "Tarjetas")

Es curioso cómo trabaja el cerebro. Aquí estoy. El último día de mi vida. De pie sobre el alfeizar de la ventana.  Sevilla a mis pies, y me acuerdo de mi cumpleaños.

Recuerdo a mi padre entregándome orgulloso el paquetito. Algunos amigos ya lo tenían; pero una cosa era escribirles alguna tarjeta y otra recibirlo tú. Temblaba de emoción al desenvolverlo. La pantalla de cristal líquido reconoció mis rasgos, iluminándose con tonos azulados y emitiendo un agradable  cascabeleo. "Mil tarjetas blancas", decía en florida caligrafía. El nombre de la App se desvaneció dando paso a la primera tarjeta.

"Besa a Diana Flores" rezaba. Bajo el enunciado, unos labios mal dibujados y un nombre. Alberto Cruz.

Durante meses odié a Alberto, lo eliminé como amigo en redes y dejé de hablarle en los chats de la Universidad. Me había dejado en ridículo ante mi familia en mi cumpleaños, aunque fuese sin querer. Volví a hablarle cuando Diana validó en la app que había cumplido mi tarjeta. Alberto y yo nos hicimos los mejores amigos, porque al final no había sido algo tan horrible.

Mi siguiente tarjeta era "Comparte un ouzo mirando al Egeo", de mi tía Livia. Quizás quería que viviese lo que ella nunca pudo.

Como otros 80 millones de usuarios, durante los siguientes treinta años perseguí las demandas de la app. Crecí y aprendí. Conocí personas maravillosas y visité países que nunca me había atrevido a explorar. Es cierto que no todo fue un camino de rosas: Viví angustiado en redes la historia del malagueño al que habían escrito "Sé feliz" en una tarjeta. Su progresiva depresión y suicido. También la inesperada muerte de nuestro amigo David, cuya última tarjeta nunca supimos lo que decía, o el escándalo de los hackers que intercambiaron los mazos de miles de usuarios.

Sin embargo miro por última vez la pequeña pantalla y al final no me arrepiento del camino que me lleva a este alfeizar.

He vivido más de ochocientas tarjetas hasta toparme con la que mis padres, como todos los padres, deben poner obligatoriamente en el mazo. Según el tipo de cuenta que compres pueden hacer que salga más o menos tarde pero sé que he tenido suerte porque ellos no podían permitirse muchos extras.

"Reúnete con nosotros y cuéntanos lo que has vivido"

Mis padres murieron en un accidente hace justo seis años. En homenaje, hoy cumpliré su tarjeta.

PD: La inspiración para esta historia viene de la historia de un juego durante una conversación con el gran Oriol Ripoll, musa inconsciente e improvisada a la que recomiendo encarecidamente que sigas.

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