lunes

Eclipse de Luna


(Para @divagacionistas bajo el tema "Luna")

Siempre sentí una extraña fascinación por ella. Todos los días aparecía con esa precisión Islandesa que solo a los que somos de fuera nos parece sobrenatural.

Sentado en mi cubículo miraba hacia arriba a través del cristal, oculto entre columnas de papel, observando enmudecido su avance entre majestuoso y lánguido. Perdido en su palidez, que casi parecía brillar. 

Ella trabajaba en los enormes despachos acristalados de la planta superior, en Contabilidad. Yo veía la película de su vida en versión muda e inventaba los diálogos que tenía con la señora Riejkäarson o con el viejo Sveinbjargarson de Recursos Humanos, quien siempre me denegaba los impresos de material de oficina por escribir mal su nombre.

Pero mi mayor pregunta era... ¿Qué padres en toda Islandia llama "Luna" a su hija? Unos cachondos infrecuentes, imagino. Supongo que habiendo nacido en octubre, quizás era más normal de lo que yo pensaba.

En cualquier caso, hoy tocaba subir documentación a los jefes y por fin era mi turno en el rígido calendario de reparto de tareas que empapelaba los seis metros de la pared norte con perfecta caligrafía Arial 12, doble espacio, interlineado normal.

Llevaba esperando aquel momento días, observando cómo avanzaba la fecha hacia la única tarea escrita en mayúsculas del calendario.

Subí las escaleras portando la pila de carpetas y dossieres. Había puesto el mío el primero, escribiendo en la portada "Mr. Sveinbgarjarson" con letra pulcra, pues para llegar a Recursos Humanos debía pasar por delante del despacho de Luna.

Pensando en la oportunidad que iba a tener, no noté la puerta que se abría golpeando mi pila de papeles. Me agaché rápidamente, tratando de ordenar el mar de documentos desperdigados en torno a mí por el suelo, buscando con frenesí el de recursos humanos que parecía haber acabado justo bajo la suela de unos zapatos bajos de mujer frente a mí.

Alcé lentamente la mirada para descubrir una mujer morena y bajita que me miraba entre preocupada y avergonzada. Se agachó a ayudarme.

- Diooos, perdona no me he dado cuenta.

Sonreí aturdido, sin dejar de mirarla mientras ordenábamos los papeles.

- Soy Alba. Trabajo en Administración, tras el despacho de Contabilidad... ¿También eres español, verdad?

Saqué bajo su pie la carpeta destinada a Sveinbjargarson y sin limpiar los restos de suela lo metí en mitad del montón, allí donde cayó.


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