Llevo unos días reflexionando sobre la poca importancia que damos a las emociones en el diseño de la mayoría de los módulos de formación que he tenido oportunidad de utilizar.
No me refiero a módulos sobre la explicación teórica del proceso de aparición de las emociones o la descripción de una taxonomía de las mismas. Me refiero a la emoción que se genera en el usuario, y cómo esta ayuda a la consolidación del aprendizaje a corto y largo plazo.
Las películas nos enganchan a un personaje o a una situación, generando emoción. Un juego serio o un módulo online deben generar esa misma emoción. Por supuesto me refiero a generar una emoción deseada por el diseñador. El aburrimiento o la frustración no cuentan (si no son premeditados, claro).
Tampoco me refiero a la sensación que surge al superar una parte del módulo o la formación en su totalidad. Este tipo de satisfacción ligada al avance (o cuando encuentras una forma de "burlar" el módulo ;D). Estoy hablando de la emoción al finalizar una historia, una experiencia.
Claro, que si el módulo no tiene una historia sino una sucesión de contenidos... Esta emoción es imposible de generar.
Pongámonos en la piel de alguien que se sienta por primera vez ante un módulo online. La primera pregunta que se le viene a la cabeza es "Muy bien... ¿Que tengo que hacer con esto?" Evidentemente no podemos darle la sensación que lo único que tiene delante son los contenidos de un libro metidos dentro de un ordenador.
Creo que tenemos que dejar de diseñar "Libros didácticos" y pasar a las "Experiencias interactivas" ¿Cómo? tengo varias sugerencias, para el que quiera usarlas:
Lo primero, el hilo argumental. No puede ser una sucesión de conceptos por muy perfecta que sea su estructura pedagógica. El hilo argumental debe tener un móvil emocional. Debe contar una historia.
Luego la libertad. Sobre todo mediante dos vías: Cuanta más posibilidad de customización y control, mayor sensación de poder y compromiso con el módulo. Mayor sensación de pertenecer al mundo que muestra el módulo. Luego en la libertad de exploración. Debemos potenciar la idea de ¿Qué pasa cuando hago esto? (Ver link)
Despues, el diseño de las recompensas. No abuses de las "badges": Incluso aunque les pongas nombres chulos, su poder para motivar a continuar con el módulo se agota a los pocos usos, y su utilidad para potenciar el recuerdo de conceptos es cercano a cero.
Una de las mayores recompensas que podemos dar a un usuario es darle la sensación que el módulo evoluciona conforme a las decisiones que él toma. De las peores cosas que pueden pasar es la sensación de que, "esto sigue, contigo o sin ti".
Otra recompensa potente que anima a la exploración es la sorpresa. Creo que todo diseñador de módulos online que se precie debe ser capaz de pillar al usuario con la guardia baja y sorprenderle, sacarle una sonrisa o ponerle un reto inesperado. Como mínimo una vez. Ponte en su situación ¿No te engancharía?
Una tercera, el diseño audiovisual del módulo. Aunque ya se ha hablado del tema en muchos sitios, quiero romper una lanza a favor de la música en los módulos online. La música, como todos hemos experimentado, es un generador natural de emociones. Puede hacer que el corazón te vaya a mil o hacerte soltar una lagrimita, puede hacer épico el final de un módulo complejo... ¿Por qué no usarla para potenciar el aprendizaje?
Y ahora, resumiendo... ¿Cuántos módulos, recientemente, te engancharon por su historia, te permitieron plena libertad para explorar, te sorprendieron, su música te hizo vibrar?
A mí me vienen pocos a la mente.
Y la cuestión principal ¿Hubiese favorecido tu recuerdo de lo aprendido? ¿Habría mejorado tu motivación para acabarlo? ¿Lo hubieses recomendado a otros?
No hay comentarios:
Publicar un comentario