Me encanta esta frase, y me encantó el anuncio como ejemplo de simpatía, sencillez y potencia del mensaje. No te da una respuesta. Te da una pregunta. Me parece una estrategia de atracción y compromiso brillante.
Es la versión en formato cuestión de "No pienses en un elefante blanco". Es el opuesto a una pregunta que se hace la gente en los pasillos de muchas empresas "Si somos tan buenos como decimos... ¿Por qué no cumplimos nuestro objetivo de ventas?"
Es la versión en formato cuestión de "No pienses en un elefante blanco". Es el opuesto a una pregunta que se hace la gente en los pasillos de muchas empresas "Si somos tan buenos como decimos... ¿Por qué no cumplimos nuestro objetivo de ventas?"
Se cuenta que en un concurso de microrelatos para la revista Wired, el genial Hemingway escribió "For sale: Baby shoes, never worn" (Vendo patucos, sin usar). ¿Veis el potencial de estas seis palabras para generar un debate sobre su significado? ¿Y si logramos lo mismo para debatir sobre los valores de nuestra empresa o conceptos como "liderazgo"? ¿Será más efectivo que una sesión presencial de dos horas con un "experto" sobre el tema?
En el último mail use el anglicismo "Show, don't tell". Exponer con claridad es necesario, pero cuando las personas tienen un cierto grado de madurez profesional y ya han demostrado su capacidad para obtener el éxito, decirle a uno lo que debe hacer generará probablemente rechazo (¿Se cree que soy tonto?) u obediencia maliciosa (si eso es lo que quiere yo lo haré ciñéndome al pie de la letra a sus instrucciones... y si surge algún imprevisto, que lo solucione mi jefe). Las personas esperan confianza y respeto a su criterio.
No me canso de insistir en la fuerza que tienen los mensajes que uno descubre por uno mismo, frente a los que ya te dan mascados. Requieren más esfuerzo, no lo niego. Hay riesgo que aparezcan "desviaciones" en la interpretación (¡Alternativas que no tienen porqué ser negativas!). También soy consciente que, salvo contadas excepciones, en el mundo de la enseñanza reglada no nos han enseñado a descubrir, ni a disfrutar del descubrimiento.
Pero aún así, por el carácter inspirador que suponen, por su capacidad para calar a largo plazo y expandirse viralmente por toda la organización, por ser fuente de debate, compromiso y origen de alternativas, yo prefiero con carácter general las historias a las órdenes explícitas.
Y si necesito clarificar, ya seré yo quien pregunte.
Es una preferencia personal. A cada uno, su estilo.
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