Esta semana pasada asistí a una charla sobre las causas de la desmotivación en el mundo laboral. Visitamos muchos lugares comunes del tema (Maslow, MacDougall...) pero eché de menos una causa a mi parecer poco nombrada en estos foros: las expectativas que nos genera la idea que tenemos del trabajo como castigo u obligación.
Si pensamos que el trabajo es un castigo (o algo negativo, o una obligación externa o un pensamiento equivalente), no puedo ir voluntariamente a trabajar (¿Quién acude voluntariamente hacia algo malo?). Para que la conducta de ir al curro se refuerze / mantenga tengo que justificarla por métodos externos (lo necesito para pagar el alquiler, espero que mi jefe me ascienda y pueda demostrar lo que REALMENTE valgo, quiero pegarle un corte a ese c... de Fulanito...)
Esta mentalidad se encuentra no solo en los trabajadores por cuenta ajena ("Trabajo por obligación, en cuanto tenga oportunidad lo dejo o al menos bajo el ritmo"). También afecta a los propietarios de empresas, miembros de comités de dirección o equivalentes (que se empeñan en mandar mensajes de "el trabajo engrandece y dignifica" simultáneos a políticas basadas en el refuerzo puramente económico)
¿ Alguien ha oído hablar de las Teorías X e Y de McGregor (No Ewan, el otro)? Si pienso que mis trabajadores ven el trabajo como algo que de normal evitarían, tengo que actuar poniendo métodos de control, incentivando al que más trabaja y haciendo comparativas entre personas.
Las personas así tratadas, aunque inicialmente puede que no lo hiciesen responden en consecuencia por pura coherencia: Yo trabajo para evitar el castigo derivado del control, o para ganar un incentivo o para ser mejor (o no ser el peor).
¿Son buenas razones para ponerse a hacer algo? ¿Son los motivos por los que os ponéis a hacer algo que os gusta (ya sea jugar un partido de fútbol, ir al cine o de compras o escribir un libro)?
A mi parecer las nuevas tendencias de trabajos por proyectos, el fomento del espíritu emprendedor y la agrupación temporal de profesionales independientes para dar respuesta a problemas concretos (vease http://www.theproject.ws/ o http://consultoriaartesana.net/ ) son una buena solución a esta situación, por diferentes motivos:
1. Intentan romper con esta creencia de "yo, para vivir, trabajo". La han sustituido por algo así como "Soy (inserte profesión o adjetivo que le defina). Es parte de mi, al igual que soy hijo / marido / padre / amigo, con sus cosas buenas y malas. Y lo disfruto y aprendo de ello exactamente de la misma manera"
2. Encajan con un profesional vocacional que sacrifica la seguridad a medio plazo (hoy en día pondría muchas comillas a este concepto) del trabajo en una empresa por la satisfacción de trabajar en proyectos concretos
3. Buscan activamente proyectos, tienen una red profesional amplia para encontrarlos y se desarrollan constantemente en su campo de forma voluntaria, animados por la pasión que les guía.
Creo que las organizaciones actuales tienen un reto para transformarse hacia esta mentalidad del trabajo por proyectos, donde la gente no está asignada de forma férrea a departamentos o responsables, sino que asumen roles, responsabilidades y retos coyunturales en forma de proyectos, alineados bajo una visión común y unos valores de empresa.
Es evidente y no lo negaré, que los logros materiales y económicos son una derivada necesaria del trabajo por cuenta propia o ajena. Nuestra sociedad y evolución exigen el intercambio de dinero por bienes y servicios (¿¡Sorpresa!?), pero si estamos en nuestro actual trabajo mayoritariamente por este motivo...
¿Estamos viviendo una buena vida, acorde a nuestros valores?
¿Estamos viviendo una vida con sentido, aportando a algo que nos apasiona?
De verdad: No hagáis caso a Luis Aguilé. No penséis que "Es una lata el trabajar"
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