La rutina nos devora. La velocidad nos atrapa en una espiral. La saturación de información obliga a cerrar nuestras ventanas perceptivas al mundo. Tras poco tiempo en nuestro puesto (días, meses) dejamos de hacernos las preguntas fundamentales:
¿Por qué lo hacemos así?
¿Para qué sirve este sistema?
¿Qué es lo que hace, realmente?
-
De vez en cuando (una vez a la semana, al mes)... ¡PREGÚNTATE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario